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Por Saifedean Ammous

El 1 de noviembre de 2008, un programador informático con el alias de Satoshi Nakamoto envió un mail a una lista de correo electrónico de criptografía, anunciando que había producido un “nuevo sistema de efectivo electrónico que es totalmente peer-to-peer, sin una tercera parte en la cual confiar”. Copió el resumen del artículo que explica el diseño y un enlace en línea.
En esencia, Bitcoin ofrecía una red de pago con su propia moneda nativa y utilizaba un método sofisticado para que los miembros verificasen todas las transacciones sin tener que confiar en ningún miembro de la red.
La moneda se emitió a una tasa predeterminada para recompensar a los miembros que gastaron su poder de procesamiento en verificar las transacciones, proporcionando así una recompensa por su trabajo.
Lo sorprendente de este invento fue que, al contrario de muchos otros intentos anteriores de configurar un efectivo digital, realmente funcionó.
Si bien es un diseño ingenioso y ordenado, no había mucho que sugiriera que un experimento tan particular interesaría a cualquiera fuera de los círculos de los adeptos a la criptografía.
Así fue durante meses, ya que apenas unas pocas docenas de usuarios en todo el mundo estaban en la red dedicándose a la minería, enviándose monedas entre sí que comenzaron a adquirir el estatus de coleccionables, aunque de manera digital.
Pero en octubre de 2009, una casa de cambio en linea vendió 5.050 bitcoin por USD 5,02, a un precio de USD 1 por 1.006 bitcoin, para registrar la primera compra de un bitcoin con dinero (fiduciario).
El precio se calculó midiendo el valor de la electricidad necesaria para producir un bitcoin. Económicamente, este momento fundamental fue posiblemente el más significativo en la vida de Bitcoin.
Bitcoin ya no era solo un juego digital que se jugaba dentro de una comunidad marginal de programadores; ahora se había convertido en un bien de mercado con un precio, lo que indica que alguien en algún lugar había marcado una valoración positiva para este bien.
El 22 de mayo de 2010, otra persona pagó 10.000 bitcoin para comprar dos pizzas por un valor de USD 25, lo que representa la primera vez que se utilizó bitcoin como medio de intercambio.
Desde entonces, la red Bitcoin ha crecido en número de usuarios y transacciones, y en la potencia de procesamiento dedicada a ella, mientras que el valor de su moneda ha aumentado velozmente, superando los USD 7.000 por bitcoin a noviembre de 2017.
Luego de ocho años, está claro que este invento ya no es un ‘‘juego en línea’’, sino una tecnología que ha pasado la prueba del mercado y está siendo utilizada por muchos para fines del mundo real, con su tipo de cambio apareciendo regularmente en la televisión, los periódicos y los sitios web junto con los tipos de cambio de las monedas nacionales (fiduciarias).
Bitcoin puede entenderse mejor como un software distribuido que permite la transferencia de valor utilizando una moneda protegida de una inflación inesperada y que no dependa de terceros de confianza (políticos/bancos centrales).
En otras palabras, Bitcoin automatiza las funciones de un banco central moderno, haciéndolas predecibles y virtualmente inmutables al programarlas en un código descentralizado entre miles de miembros de la red, ninguno de los cuales puede alterar el código sin el consentimiento del resto.
Esto convierte a Bitcoin en el primer ejemplo operativo demostrable de efectivo digital confiable y dinero digital duro.
Si bien Bitcoin es una nueva invención de la era digital, los problemas que pretende resolver, es decir, proporcionar una forma de dinero que está bajo el control total de su propietario y es probable que mantenga su valor a largo plazo, son tan antiguos como la propia sociedad humana.
Este libro presenta una concepción de estos problemas basada en años de análisis de esta tecnología y los problemas económicos que resuelve, y cómo las sociedades han encontrado soluciones para ellos a lo largo de la historia.
Mi conclusión puede sorprender a aquellos que etiquetan a Bitcoin como una estafa o una artimaña de especuladores y promotores que buscan hacer dinero rápido. De hecho, Bitcoin mejora las soluciones anteriores de “reserva de valor”, y la idoneidad de Bitcoin como dinero duro de la era digital puede tomar por sorpresa a los detractores.
La historia puede profetizar lo que vendrá, especialmente cuando se le examina.
Y solo el tiempo dirá cuán sólido es el caso presentado en este libro.
Sin más, la primera parte del libro explica el dinero, su función y propiedades. Como economista con formación en ingeniería, siempre he buscado entender una tecnología en términos de los problemas que anhela resolver, lo que permite identificar su esencia funcional y su separación de características incidentales, cosméticas e insignificantes. Al comprender los problemas que el dinero intenta resolver, es posible dilucidar qué hace que el dinero sea duro y no duro, y aplicar ese marco conceptual para comprender cómo y por qué varios bienes, como conchas marinas, cuentas, metales y dinero fíat, han servido como dinero, y cómo y por qué pueden haber servido a los propósitos de la sociedad de almacenar valor e intercambiarlo o haber fracasado en ello.
La segunda parte del libro ahonda las implicaciones individuales, sociales y globales de las formas duras y no duras de dinero a lo largo de la historia. El dinero duro permite a las personas pensar en el largo plazo y ahorrar e invertir más para el futuro. Ahorrar e invertir a largo plazo son la clave para la acumulación de capital y el avance de la civilización humana. El dinero es el sistema de información y medición de una economía, y el dinero duro es lo que permite que el comercio, la inversión y el espíritu empresarial prosigan sobre una base sólida, mientras que el dinero inadecuado (no duro) arroja estos procesos al desorden. El dinero duro también es un elemento esencial de una sociedad libre, ya que proporciona una defensa eficaz contra gobiernos despóticos.
La tercera sección del libro expone el funcionamiento de la red Bitcoin y sus características económicas más destacadas, y analiza los posibles usos de Bitcoin como una forma de dinero duro, discutiendo algunos casos de uso en los que Bitcoin no sirve bien, así como abordando algunos de los malentendidos y conceptos erróneos más comunes que le rodean. Este libro está escrito para ayudar al lector a comprender la economía de Bitcoin y cómo sirve como iteración digital de las varias tecnologías utilizadas para cumplir las funciones del dinero a través de la historia.
Este libro no es un anuncio o una invitación a comprar la moneda bitcoin.
Es probable que el valor [medido en moneda fiduciaria] de bitcoin permanezca volátil, al menos por un tiempo; la red Bitcoin aún puede tener éxito o fallar, por cualquier motivo previsible o imprevisible; y su uso requiere competencia técnica y conlleva riesgos que lo hacen inadecuado para muchas personas.
Este libro no ofrece consejos de inversión, pero tiene como objetivo ayudar a aclarar las propiedades económicas de la red y su funcionamiento, para permitir a los lectores una comprensión informada antes de decidir si quieren utilizarla.
Solo con tal comprensión, y solo después de una exploración extensa y exhaustiva sobre los aspectos operativos prácticos de poseer y almacenar bitcoin, alguien debería considerar tener valor en Bitcoin.
Si bien el aumento de bitcoin en el valor de mercado puede hacer que parezca algo obvio como inversión, una mirada más cercana a la miríada de hacks, ataques, estafas y fallas de seguridad que le han costado a las personas sus bitcoin brinda una advertencia seria para cualquiera que piense que poseer bitcoin proporciona una ganancia garantizada.
Si después de leer este libro, piensa que la moneda bitcoin es algo que vale la pena poseer, su primera inversión no debería ser en comprar bitcoin, sino en el tiempo dedicado a comprender cómo comprar, almacenar y poseer bitcoin de forma segura.
Es la naturaleza inherente de Bitcoin que dicho conocimiento no se puede delegar (ni aplazar).
No hay alternativa a la responsabilidad personal para cualquier persona interesada en usar esta red, y esa es la inversión real que debe hacerse para ingresar a [el sistema] Bitcoin.